viernes, 9 de octubre de 2009

La entrevista de trabajo

Día 3

Hoy me gustaría reflexionar sobre las entrevistas de trabajo. He pasado por unas cuantas con diferentes métodos de “evaluación”: cuando acabas la carrera, los típicos test de inteligencia y personalidad, eres joven y no te preparas demasiado la entrevista, vas de sobrado. En algunos caso ya te das cuenta que tipo de perfil se pretende por parte de las típicas consultoras de negocios.
Alguien muy cercano me dijo un día que todos los trabajos conllevan valles, es cuestión de tiempo, así que como parte de mi búsqueda y ya trabajando, continué buscando alternativas y pasando por nuevas entrevistas.
Qué buena aquella vez que me llamarón cuatro ó cinco veces, primero para que me evaluaran diferentes gerentes y el director y después y haciendo uso de mi coche, para llevarles a clientes suyos con el objetivo de vender mi “perfil”. Qué gran día aquel que fui con un gerente a MS y les dieron plantón. En la segunda ocasión sí fuimos recibidos, la única “pega” es que la posición no tenía nada que ver con mis conocimientos, gran trabajo de evaluación por su parte. Ya no me volvieron a llamar
También he participado en procesos de selección con empresas especializadas de “recursos” humanos, en este caso te preparas la entrevista y haces caso de los consejos que pretenden que ofrezcas la mejor imagen de ti mismo, porque es eso lo que enseñas, una imagen. En una ocasión estuve a un paso de cambiar y no me decidí y en otra ocasión sí me decidí y no me dejaron irme, da igual, es historia, pero era necesario hacer una reflexión que no hice.
En mi última entrevista, me ofrecían el mismo puesto que había abandonado (ver prologo) en un inteligente y avispado acto de lectura del curriculum (perdón por el tono irónico), pero casi sentí alivio porque esa no es mi búsqueda.
En una entrevista de trabajo evalúan tu inteligencia racional, intentan descubrir tus capacidades, cuando ni siquiera tú las conoces, te defiendes, inflas tus virtudes y escondes tus defectos, examinan tus gestos corporales, tu presencia física, tu dialéctica, la imagen que ofreces y te etiquetan. Y quien ó quienes lo hacen, en su día también fueron etiquetados.

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